martes, 22 de diciembre de 2015

XI

Soy el mendigo espiritual
de mis pecados,
ya lejano,
de pie, parado,
luchando por reencontrar
el sendero;
viéndolo claro,
en frente, recto y estrecho.
Extraviándome siempre que lo alcanzo.

Soy lo que queda con vida
de mi vida,
los huesos del cadáver,
el humo de las brasas,
el agujero negro
de la estrella.

Persisto, pese a todo;
contra todo, sobrevivo.
Todavía me levanto
cada mañana,
y me enfrento
a mi peor enemigo
cada noche,
sin demasiada esperanza.

Soy la herencia espiritual
de mi pasado.
Siento desmoronarse
el magnífico edificio.
Y aún puedo prever
la ruina existencial
de mi futuro.


Soy el mendigo espiritual
de mis pecados,
de pie, parado,
viéndolo claro…
Extraviándome
siempre que lo alcanzo.

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