lunes, 30 de marzo de 2009

VI

Aún cuando lloran las rosas al alba,
no lo hacen por los muertos del sendero;
si todos van quedando en el lindero
importa poco ya lo que se entabla.

Fue un camino infinito, y ahora es malva
por la amplitud bestial del moridero.
Si cierto una vez fue, fue pasajero,
y no hay ya, en la caída, red ni tabla.

Sí, las ideas destruyen la Fe, pero
si andamos para nada más morir,
hay que vivir entonces sin motivo.

Puede que lloren las rosas que escribo
mas su llanto es solo agua, no el sentir
que todo acaba en nuestro matadero.

miércoles, 25 de marzo de 2009

V

Mirando en los entresijos
de la Historia infinita,
se pregunta si algún día
tendrá sentido. Aturdido,
roto su estómago y su zapato,
se pregunta por qué nos matamos.

Y mi mendigo sabe que no hay respuesta,
pero teme saber que el mismo impulso
que anida en ese Corazón,
está en el suyo.

Y se pregunta qué nos empuja,
y se pregunta
si morir por algo
merece la pena.

(A fin de cuentas, en cada caso,
vivir por algo es morir por ello.)

Mi mendigo sabe la respuesta…
por eso le teme tanto.

lunes, 2 de marzo de 2009

IV

Hay un hombre con un arma ahí arriba…
Pequeñas agujas mojan mi piel
y el mal de baldosas pierde mi fe.
¿Quién dijo que la vida es positiva?

Me arranco la tristeza punitiva,
pero el mundo es como un sucio bidé
en donde Dios lava sus negros pies
mientras llora por su mancha creativa.

(Hay luces que te roban la verdad:
Llena de virus, de noche, una puta
ya no cobra; y no creo que sobreviva…)

Hay un hombre con un arma ahí arriba.
Disparará… si Dios quiere. Me apunta.
Cuando Dios quiera me matará.